Estándares y guías para la digitalización

Guía para desarrollar una hoja de ruta al trabajar con metodologías ágiles

¿Cómo elaborar una hoja de ruta?

Como ya lo mencionamos, no hay un modelo único para elaborar una hoja de ruta. Sin embargo, hay algunas preguntas básicas que te puedes hacer al iniciar el proyecto, así como una serie de claves que te ayudarán a organizarlo y sacarle provecho.

Reúne a los miembros de tu equipo multidisciplinario y háganse las siguientes preguntas:

  • ¿Qué tratamos de aprender o probar?
  • ¿Quiénes son nuestros usuarios? (¿cuántos son?)
  • ¿Qué estamos elaborando?
  • ¿Qué estamos diciendo?
  • ¿De qué dependemos?
  • ¿Qué capacidades necesitamos en el equipo?
  • ¿Cuál es nuestro objetivo?
  • ¿Cuáles son los indicadores de desempeño (KPIs)?
  • ¿Por qué deberíamos hacerlo?

Si no pueden contestar correctamente a las preguntas, entonces comienza de nuevo.

Enfócate en el valor

En las metodologías ágiles, se busca maximizar el valor de los productos y servicios. Estos no se juzgan solo por los plazos de entrega, sino por el valor que brindan a los usuarios. Los miembros del equipo deben pensar en el valor en tres niveles:

  • Visión: ¿Cuál es la gran mejora en la vida para tus usuarios en el futuro?
  • Estrategia: ¿Cuáles son los pasos graduales hacia esa visión?
  • Tácticas: ¿Cuáles son las acciones que necesitan tomarse para completar cada uno de los pasos?

Elabora la hoja de ruta de manera que te ayude a trabajar en la estrategia para maximizar este valor, dividiendo la visión en pasos incrementales. Si lo defines correctamente, podrás priorizar el desarrollo que sea más valioso.

Piensa en servicios, no en soluciones

El equipo debe enfocarse en términos de servicio, no en soluciones. Esto significa pensar en las necesidades del usuario primero y centrarse en el valor del servicio. Al conversar en estos términos, se establecerán las condiciones para que una hoja de ruta sea verdaderamente útil.

Usa la hoja para establecer objetivos

Las hojas de ruta se centran en metas, beneficios y objetivos que sirven para desafiar a los equipos (no son vistas como órdenes, sino como sugerencias). La meta en cada paso es probar una hipótesis que ayudará a mejorar el valor del servicio.

Planea con una línea de tiempo

Elige un marco temporal -para la línea de tiempo- que permita a tu equipo pensar estratégicamente y no solo enfocados en la fecha límite. Por ejemplo, si pensamos en 1 año, divídelo en fases de 3 meses (pueden ser más cortas), lo que te permitirá trabajar con flexibilidad y poder realizar cambios.

Pega post-its a lo largo de la pared, con estos intervalos de tiempo, de izquierda a derecha. Separa los post-its por temas u objetivos, debes ser capaz de decir por qué está allí, qué propósitos sirve y cómo beneficia al usuario. Todo debe estar allí por una razón. Para ayudarte, intenta completar la siguiente frase: “La data o investigación del usuario sugiere que… Entonces, si intentamos esto… Y medimos esto… Entonces, deberíamos ver el siguiente cambio…”.

Evita que el equipo se desvíe del objetivo al asegurarte de que la conversación se centre en el valor del servicio para el usuario en lugar de los resultados. Pregúntate: "¿este ítem nos ayudará a acercarnos o alejarnos a lo que los usuarios buscan?".

Al iniciar cada fase (iteración), asegúrate de que todos en el equipo sepan cómo medir su misión, ya que esto contribuye a lograr el objetivo general. Con ayuda de métricas sólidas, verás si el proyecto va encaminado.

Antes de empezar, te puedes dar un margen de 2 semanas para resolver pequeños problemas conocidos y construir herramientas para la hoja de ruta planteada. También te da la oportunidad de que un nuevo equipo se conozca.

Reserva tiempo para mejorar cosas, aunque los detalles quedarán abiertos para elegir lo más útil cuando se llegue allí. Genera y socializa las lecciones aprendidas.

Haz preguntas

En cada etapa, vuelve a realizar las 9 preguntas iniciales al equipo. Esto ayuda a que piensen en la evolución del producto o servicio y cómo funcionará a lo largo del tiempo. Asimismo, servirá para encontrar puntos en común y ayudará a obtener mejores aportes (inputs). Aprende y mejora.

Al pasar los meses, los ítems y prioridades de la hoja de ruta irán cambiando. Por ello es importante planear para tener una dirección clara y como base para tomar futuras decisiones.

No dejes de mostrar la hoja de ruta y generar una discusión alrededor de la misma. Así tendrás una visión de cada parte del producto o servicio desde un inicio.

No olvides tomarte un momento para mirar atrás y pensar en lo que está apareciendo. Tómalo como una oportunidad para hacer las cosas de otra manera, ver qué se pasó por alto y considerar más las implicaciones.

Continúa iterando y encontrando mejoras.

Ejemplos de hojas de ruta

Hoja de ruta 1

Hoja de ruta 2



Referencias Arnold, Jamie (2014). Siete preguntas para construir una hoja de ruta.

El secreto detrás de hojas de ruta significativas (2017)